domingo, 11 de enero de 2015

Una vuelta por Nakano

Nakano es otro distrito de Tokyo, algo más alejado del centro. Aquí a la compañera del guesthouse se le ocurrió ir hoy y yo voy incluido en el pack. Me dice la chica que no es tanto, que son 2 kilómetros, y que ayer nos hicimos diez, según su teléfono. Así que... camino a Nakano que nos vamos.

Vamos siguiendo la ruta que marca su móvil y callejeando. Por el camino encontramos otro templo-cementerio distinto del de ayer.

Templo-cementerio: El retorno.
 
Una carpa del tamaño de mi pierna en un minilago.

A mitad de camino, muertos de sed, nos paramos en una de las millones de máquinas expendedoras de este país, y nos pillamos un zumo de manzana. Es una pena no poder transmitir sabores. El zumo de manzana estaba realmente delicioso. Imagino que contenía cocaína o algo para enganchar, porque pienso comprar más. A parte del zumo en sí, me gustó mucho la simple ilustración de la etiqueta:

Qué rica manzana! -Qué rico niño -pensó el oso-.

Llegamos a la estación de Nakano y pienso "¿y ahora qué?". No hubo que buscar mucho. Al mirar a la derecha nos encontramos una de esas estrechas calles con una increíble masificación de cabecitas de pelo negro moviéndose desorganizadamente. Y nos metemos para formar parte de ella. 

 Un cartel que me pareció gracioso.  A Happy New YEAAAAAAH!


Locales varios.


A mitad de la calle nos encontramos con un edificio gigantesco que pone "BROADWAY" y que parece ser un centro de juegos. La chica me arruga la cara pero accede. Dentro nos encontramos varias máquinas recreativas y de gancho.

Lo estás deseando. No puedes evitarlo. Si es que es de lo más sencillo. 

¿Quién dijo que Sailor Moon ya no estaba de moda?

En Japón hay peluches de todo tipo.

Un Yoshi rosa suicidándose debido a continuos ataques racistas.

Adorables hámsters estrangulados que no caben en la máquina de gordos que están.

¿Chocolatinas?

Figura de Ash Ketchum lleno de ira por la pérdida de 352 pokémon en lo que lleva de serie.


Resultó ser que Broadway era un centro comercial de frikadas. Figuras, peluches cartas de toda clase. Colecciones enteras de cómics por 4 euros... No pude hacer fotos porque estaba prohibido. 

Seguimos dando una vuelta por la zona y casi saliendo vimos un puesto de Takoyaki, bolitas de masa frita rellenas de pulpo. No soy fan del pescado pero este invento está muy bueno. 
Nos comimos las bolas del pulpo (jojo, que ocurrente y jocoso soy.)

Luego vuelta a casa y fin de la historia. Para acabar, os dejo con un vídeo robado que he logrado hacerle a un chaval que jugaba al Taiko no Tatsujin, un juego en el que hay que golpear un tambor japonés al ritmo de la música. No cogí al chaval en su momento más sorprendente, pero queda aquí la constancia de su habilidad.







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