sábado, 10 de enero de 2015

Reconociendo los alrededores: Templo Saishoji


Conocí a una chica en el guesthouse que no supo ayudarme a poner la lavadora para poner mi única muda de ropa hasta que algún día aparezca mi maleta que sigue en paradero desconocido. Pero la chica parecía simpática y le invité a comer juntos. Luego de ir a la lavandería, que afortunadamente está justo pegada a la guesthouse, nos dimos un largo paseo de unas cuantas horas.

Caminando, me enseñó la calle principal de este pueblo-zona, donde están la mayoría de las tiendas, aunque eso aquí es relativo, pues todo suele estar lleno de tiendas.

Cerca nos encontramos con el templo de la foto, que según Google es el Templo Saishoji, un templo budista. Luego resultó ser también un cementerio.



Es bastante curioso. La gente pone ofrendas a las estatuas, imagino que en agradecimiento por velar por los fallecidos. Los alrededores de las tumbas están repletos de tablones que hacen un ruido muy peculiar con el viento. Muy ambientado todo. Caminando entre las tumbas me encontré a un gato ultrapeludo y sucio al que no se me ocurrió fotografiar. Nunca había visto un gato tan peludo. Tenía cara de no te acerques y me acerqué. A cada metro que me acercaba yo, se alejaba él metro y medio. Se paraba, me miraba, y seguía alejándose.


Esto de la foto son cubos para limpiar las tumbas. A la entrada del cementerio la gente dispone de estos y otros elementos de limpieza. Imagino que es una forma de seguirse preocupando por los familiares fallecidos.

Seguimos caminando y encontramos muchos tipos de comercio. Me extraña, pues hay tantas tiendas vendiendo lo mismo (alimentación, zapatos...) que no me imagino cómo logran hacer algo de dinero. O bien la gente consume mucho o bien hay demasiada clientela. Me decanto por lo segundo.

Llegamos a una especie de centro comercial donde una planta era para ropa, otra menaje, y otra supermercado. Estuve a punto de comprarme algo de abrigo más ligero que la superchaqueta que llevo, pero seré paciente hasta que llegue mi maleta.

Figuras de energía solar moviéndose al ritmo en el centro comercial.

Aunque está algo lejos, merece la pena irme a este supermercado a comprar. Es mucho, mucho más grande que una tiendita Seven Eleven, tiene más variedad y mejores precios. Aunque tampoco es que los precios sean para montar una fiesta.

Me sorprendió ver que el sushi no era precisamente barato. Pero ya haré un post analizando más detalladamente el nivel de vida y precios en general.

Volviendo, ya de noche, fuimos a comer a una cadena de restarantes llamada Matsuya. Entras, eliges en una máquina parecida a las del tabaco el plato que quieres, pagas, sale un ticket, te sientas, se lo das a la camarera, y te trae tu comida. ¿Qué se gana con esto? Ni idea. Será que a esta gente le gusta mucho interactuar con máquinas.

Nos pedimos unos fantásticos 牛めし (Gyumeshi): ternera con arroz. Ya lo había probado antes. No sé cómo los hacen pero pese a que son platos super simples, están riquísimos. Se acompaña de una sopa de miso y la bebida suele ser gratis, agua y té. No está mal por 2.70 euros al cambio. 
¿Qué os parece el precio para dicho plato? Me gustaría conocer vuestra opinión en los comentarios.

Al rico gyumeshi.
Update: En teoría la maleta debería llegarme hoy. Esperemos que sea así.
Y para acabar dejo la respuesta al misterioso dolor de mandíbula. Parece ser que debido al reciente estrés, mientras duermo me da por el bruxismo.

Nos vemos a la próxima.

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