Resumen del primer día
Tres aviones y muchas cosas bonitas.
Y ahora el resumen largo.
Tres aviones y demasiadas horas de vuelo. Al final no sabía si era persona o parte del avión. Deliraba. Tuve la suerte de que no se sentó nadie a mi lado. Ni por la izquierda ni por la derecha. Asi que tuve los tres sillones para acostarme. Lo cierto es que detrás tampoco tenía a nadie. Ni delante. Ni varias filas por atrás (véase la foto de cabecera). Creo que eramos unos 15 en el avión.
Llegando al aeropuerto y luego de moverme sinuosamente por una cola para los puestos de inmigración, logro pasar el control exitosamente y voy directo a recoger la maleta. De camino, de casualidad, me fijo en dos azafatas de esas con un cartelito para recoger personas, y vaya, qué casualidad, alguien parecía tener mi nombre y mis dos apellidos. La maleta se ha perdido.
Relleno documentos, recibo mil sorrys de la pobre curranta de turno, y le digo que no hace falta, que esas cosas pasan. Y ella me dice que es que lo siente de verdad. Estoy demasiado en el aeropuerto. Lo suficiente como para perder el último tren que me llevaba a donde iba a dormir.
Después de bajarme del taxi, sigo la ruta que ya había mirado por StreetMaps (C), y todo era justo y como lo había vivido virtualmente. Llego a mi habitación, la cual era un congelador gigante, y visto que solo hay aire acondicionado y que no parece ir bien, decido irme a la cama con lo puesto. Total, tampoco tenía opción a cambiarme después de la pérdida de mis pertenencias.
Me costó dormirme. Me forcé a ello. Me despierto inusualmente a las siete, sin sueño alguno.
Me ducho muy a gusto con agua hirviendo, me desayuno el bocadillo que no me comí en el avión acordándome en cada bocado de la buena voluntad de mi santa madre que siempre tiene un porsiacaso preparado y descubro que el aire acondicionado también calienta. Me voy camino del ayuntamiento para arreglar papeleo.
En la estación me hago una tarjeta PASMO para evitar pagar con dinero cada vez que subo al tren, muy conveniente todo. No encontré el ayuntamiento después de varias vueltas. Un señor mayor con una Nikon y un objetivo muy caro, según él, me llevó hasta allí. Llegué, tramité, esperé. Felicidades, es usted residente de Tokyo.
Pensaba hacerme con una tarjeta de telefonía pero... HORROR, todas van con contrato. Y yo soy un pobre diablo que esperaba encontrar prepago. En el pseudoMediamarkt un señor japonés que huele terriblemente mal me atiende en no-inglés. No-inglés es la mezcla definitiva de hacer como que te estoy atendiendo y entendiendo pero en realidad es japonés todo salvo algunas cosas.
Escapo del vendedor ya no por su no-atención al cliente, sino por el olor. Sin tarjeta SIM, claro.
Volví a casa. Tenía una sed que ríase usted de Bocasecaman, y me hacian falta víveres. Llego a lo que pensaba que era un supermercado 24 horas, SEVEN ELEVEN. Resultó que descubrí por las malas el concepto de convenience store, que es más bien para matar urgencias. Compro lo que puedo y vuelvo a casa.
Cosas compradas:
- Creo que jamón.
- Suraisu Chiizu (Sliced Cheese) Queso en lonchas de toda la vida.
- Maíz en bolsa. (?)
- Agua.
- Refresco de limón que luego resultó contener Sidra.
- Dango. Palitos de masa dulce con ungüento dulce. No me pude resistir.
- Tres solitarias patatas empaquetadas.
- Dos solitarias zanahorias empaquetadas.
- Un paquete de quiero-ser-ensalada-preparada.
- Un paquete de soba (un tipo de pasta).
- Cuchillas para afeitarse en un cómodo (y escueto para nuestra costumbre) paquete de 2 unidades.
- Un conocido cartón de huevos normal y corriente..
- Pasta. Al ver la pasta casi se me saltaron las lágrimas. Ya sé que no moriré de inanición.
- Creo que salsa de tomate.
- Algo tipo "Hervir & comer" que no recuerdo qué era ni merece la pena molestarme en mirarlo.
Iba a comprar arroz pero el paquete más pequeño era de 3 kilos, y le dije al tendero que too big.
Como algo y me quedo dormido. Me levanto un par de horas después al ritmo de las notificaciones de mi teléfono. La maleta me llegará mañana por la tarde. Nota mental: estar en casa por la tarde.
Luego salí a cenar y luego me puse a escribir esto.
Cabe decir que hace aire muy frío, pero que si no hay aire, se está bastante bien. De hecho, pega el sol que da gusto, y como vayas con la chaqueta y el aire pare, dan ganas de quitársela, asi que ni tan mal. De noche ya es otra historia. Una vez el sol se ha puesto, muerte por congelación.
Solo me cabe una duda que resolver... Esta mañana a parte dolor en los tendones por sostenerme la cabeza para dormir en el avión, me he levantado con un misterioso... DOLOR DE MANDÍBULA.
En el próximo número descubriremos el por qué. Ojito al chiste fácil.
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