A quién quiero engañar
He pasado por alto totalmente el tiempo como si fuera algo que nada tiene que ver conmigo. He ignorado que estoy a poco más de una semana del salto. He obviado involuntariamente las fechas.
Lo admito, me acojona irme a Japón. Sí, está guay y todo eso. Esa parte ya nos la sabemos todos. Pero por otro lado, no es que me vaya precisamente "al lado". Me asaltan muchas dudas. ¿Y si sale mal? ¿Y si resulta que el japonés es mucho más difícil de lo que esperaba? ¿Y si estoy haciendo una inversión demasiado grande para más bien nada? ¿Y si explota el avión? Vale, exagero, aunque no me haga gracia volar. Pero... ¿y si resulta que después de todo descubro que no me gusta la experiencia...? (Pausa incómoda.)
Es quizá por eso que he obviado el tiempo. Es por eso que no me he parado a pensar en realidad lo que me puede esperar. Soy humano, tengo derecho a tener miedos. Miedos a no progresar adecuadamente con el idioma, a verme solo, o a no encontrar un trabajo. O simplemente a llegar, detenerme y pensar "¿qué narices estás haciendo aquí?".
Pero nadie dijo que fuera fácil o que vaya a salir perfecto. Esto no es más que otro boceto de lo que llamamos vida. Y poco tiempo tengo para andar con dudas.
Ya sé que no molan los rollos filosófico-profundos. Así que... como las lentejas. Es lo que tocaba hoy. A veces es sano hablar de estas cosas, dicen.
No hay comentarios :
Publicar un comentario